A raíz de la nota que La Nación publicó sobre la historia de mi familia, la historia de mi opa, recibí una gran cantidad de devoluciones. Mayormente personas que resonaban con alguna parte específica de lo compartido. Agradezco a cada uno por la conexión, por sus palabras llenas de cariño y de inspiración.
Una respuesta fue particularmente impactante para mi. Una joyita inesperada. A los pocos días de la publicación, Gillian Hartley, una señora de 81 años, nacida en Indonesia (Sudeste asiático), me comparte su propia experiencia en un campo de concentración. En la época de la 2da Guerra Mundial Indonesia es una colonia de Holanda. Al encontrarse ocupada por los japoneses, su familia termina en un campo de concentración en Java. De los 3 a los 6 años de edad Gillian vive esa experiencia difícil, separada de su padre, junto a su madre en un campo para mujeres y niños.
La ocupación por parte de los japoneses se ve interrumpida en el ´45 cuando los EE.UU. lanzan la bomba de Hiroshima, para terminar con la 2da Guerra Mundial también en esa parte del mundo. Gillian y su familia sobreviven el período en el campo, y deciden comenzar una vida nueva en Holanda. A los 6 años, por los mismos motivos climatológicos (lluvia sin fin) que comento en la nota, atraviesan el océano en el 1951 para una vez más empezar de nuevo, esta vez para quedarse en la Argentina.
Hoy en día Gillian, que vive en mi mismo barrio, da charlas inspiradoras a adolescentes, enseñandoles que por más desafiantes que sean las circunstancias de vida, uno siempre tiene la posibilidad de filtrar de ellas los aprendizajes y las oportunidades.
El texto de la publicación es un poema, del libro de dibujos y textos que produjo su papá, M.G. Hartley, durante los años en el campo de concentración. Por más difíciles que hayan sido, representa en sus creaciones la parte optimista de la experiencia. El libro se llama Mijn kamp, niet door Hitler maar door M.G. Hartley (Mi lucha, o Mein Kampf en alemán, no de la mano de Hitler, sino de M.G. Hartley). El poema que escribió, introduciendo sus dibujos, sintetiza su forma de dar con los sucesos, y dice algo así:
Un poco de dolor, un poco de ánimo,
Alegría, una risa y una lágrima,
Es lo natural de la vida.
En los días más oscuros mirar
Hacia la luz y reír siempre,
Ese es el Arte de Vivir.
Tuve el placer de encontrarme con Gillian, de conocernos, y de conectar con su enorme poder de resiliencia, haber superado unas cuantas circunstancias extremadamente difíciles, más de una casi fatal. Una y otra vez salió fortalecida, y mejor que antes.
Gracias infinitas 



Benjamin