Cada uno vino a este plano para hacer la experiencia que necesita hacer, tomando los señales que indican el rumbo que logre percibir. En muchos momentos a lo largo de la vida la complejidad está en qué elegir, teniendo numerosas opciones para avanzar un nuevo paso en el camino. ¿Continúo en el mismo trabajo, o tomo coraje y me independizo? ¿Quiero hijos, o prefiero no tenerlos? ¿Sigo eligiendo mí pareja, o deseo otra vida? ¿Quiero seguir viviendo en la cuidad, o me animo a una vida más natural? Decisiones, de los más insignificativas a aquellas que implican un cambio profundo de paradigma, decisiones 24/7.
Decisiones, son muchas veces postergadas por no tener claridad y por el temor de no tener control sobre las eventuales consecuencias. Me quiero cambiar de trabajo porque ya me aburrí dónde estoy, pero no sé si voy a tener la misma cantidad de días libres, si voy a poder generar lo mismo, si estoy a la altura, si me van a aceptar en otro lugar, y otras variables que generan tal nivel de vértigo que preferimos no tomar ninguna decisión y quedarnos quietitos dónde estamos. «Cómodos», sin sorpresas y con todo bajo control.
¿Qué define si es una buena decisión o no la que estoy considerando tomar? No hay respuesta certera a esa pregunta, aunque podría invitarte a que invites el silencio en tu vida y escuches con tu corazón. Está la posibilidad de preguntarte qué es importante para mi. Y permitirte crecer. Para crecer es necesario cometer errores. La vida es prueba y error constante. Y luego de errar, en lugar de tomarlo como fracaso, tomarlo como oportunidad de aprendizaje y de maduración, para poder seguir sanando tu capacidad de tomar decisiones.
En este momento ¿Qué decisión venís postergando?
Si te interesa acompañamiento en tu proceso, en Marzo junto a @brendacohen5 vamos a estar ofreciendo una nueva edición del Programa el Arte de Fluir, un viaje de la inercia al movimiento.
Cariños, Benja