¿Te pasa que de pronto (y sobre todo en estos momentos tan caicitos) sentís que tu cabeza esta llena de pensamientos que van y vienen y te envuelve un estado de pesadez y confusión?

A mi me pasa y me lleva a un estado que me consume toda mi energía. No tengo la cura pero sé que cuento con la medicina que alivia e inclusive puede transformar el caos que a veces queda atascado en mi cabeza y me provoca sufrimiento.

“La forma más rápida de aquietar la mente, es mover el cuerpo”.

Entonces me pongo a bailar, me doy el tiempo de escuchar el caos que habita en mi cuerpo, las tensiones acumuladas, la respiración. Me percibo, me siento. Poco a poco voy habilitando el movimiento, dejando que el cuerpo se mueva como quiera moverse. Me doy el permiso de expresar todo lo que esta dentro, como si cada parte de mi cuerpo pudiera hablar. De alguna manera dejo que mis neuronas también comiencen a bailar e inclino mi cabeza, como si con ese acto de reverencia, la mente terminaría por darle toda la autoridad al cuerpo para que sea la guía de lo que resta de viaje. Me sumerjo en lo profundo de ese acto creativo que implica desenredar, soltar, romper y disolver. Toco fondo.
La música avanza y con ella mi proceso. Pierdo peso, ya nada es lo mismo que antes de comenzar a moverme. Me siento mas liviana, vulnerable, desnuda. La confusión que me invadía se transforma en lagrimas y risas. Inclusive lo que dolía, se vuelve hasta gozoso. No he resulto nada de lo que estaba sucediendo fuera, pero me siento más viva y empoderada y eso es un montón.

Busca en la música que más te gusta el motor para tu práctica individual y conectá con tu poder auto-curativo.

Brenda Cohen

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